Resumen: La dama de las camelias

Libro: La dama de las camelias

Autor: Alejandro Dumas

El narrador relata la historia de Armando Duval y Margarita Gautier. El narrador conoció a Armando poco tiempo después de visitar la residencia de Margarita, que había muerto y sus pertenecias habían sido embargadas. Es allí donde adquirió un libro que Armando deseaba recuperar y por tal razón le visita. El narrador tenía intriga por entender el valor que representaba el libro para Armando.

Armando quería ver por última vez a Margarita, por lo que consiguió permiso para exhumar el cuerpo. El narrador decidió acompañarlo. Luego de ver los restos, Armando quedó impactado y comenzó a sentirse mal. Regresan a su casa y Armando decide contar al narrador la historia de Margarita.

Comenzó el relato en el momento que la vio por primera vez. Según narró, quedó impresionado por la belleza que encontró en ella. Quería conocerla, sin importarle que fuera una mujer pública, amante de un duque y acostumbrada a vivir con lujos que él no podía mantener. El lugar en donde la conoció fue en el teatro, durante el receso de una ópera, gracias a su amigo Ernesto que se la presentó.

Posteriormente, narró cómo fue su primera visita a Margarita en la que le declaró su amor. Allí se enteró que ella padecía de una enfermedad y que empeoraba por el tipo de vida que llevaba. Margarita intentó convencerlo de que no era la clase de mujer que merecía. Aun así insistió, por lo que ella accedió a que podían verse como amantes, pero esto sin interferir con las visitas que recibía.

Margarita también se enamoró de él y decidió dejar atrás la vida que llevaba. Prudencia Duvernoy, vecina de Margarita e interesada por el dinero y lujos que ella le proveía, intentó hacerle ver que estaba cometiendo un error y que no debía apartarse del duque. Aún así, se mudó con Armando a uno de los barrios más tranquilos de París. Allí, ambos eran sumamente felices y, mientras pasaba el tiempo, su enfermedad aparentaba desaparecer

El padre de Armando decidió viajar a París para cuestionarle su relación con Margarita. Él lo acepta, y su padre, en dos intentos fallidos, le rogó que se alejase de ella.
Armando creía que había convencido a su padre. Volvió a su casa para contárselo a Margarita, pero ella no estaba allí. Estuvo esperándola toda la noche y nunca apareció. Creyó que Margarita estaba cansada y que quería volver a la vida que por él había dejado

En este punto de la historia Armando quedó dormido y le dejó al narrador unas cartas que Margarita le había escrito. En ellas se explicaba cómo su padre le había rogado a Margarita que lo dejara, cosa que ella aceptó. El motivo era la boda de su hija. La familia del pretendiente se había enterado con quién andaba Armando. Para ellos la reputación de quienes pertenecieran a la familia era importante, por lo que no aceptaban su relación.

En las cartas Margarita describía cómo su enfermedad empeoraba y el daño que le hacían los insultos que recibía de su parte. En sus últimos escritos señala su afán por compartir nuevamente con Armando. Finalmente Margarita muere sin saber nada de Armando.

Por: Jorge Viera Pina

6 de febrero de 2007

Resumen: El Corazón de Voltaire

Libro: El corazón de Voltaire

Autor : Luis López Nieves

Roland de Luziers, doctor y profesor de Genética de la Universidad de Sorbone, ha dedicado gran parte de su vida a estudiar sobre el filósofo Voltaire. Se le ha encomendado, por parte del gobierno francés, investigar la procedencia de un corazón conservado en la Biblioteca Nacional de París que presuntamente formó parte del cuerpo de Voltaire.

Roland comienza la búsqueda de Gabriel Daumart, único descendiente vivo de Voltaire, para comparar su ADN con el del corazón. Como respuesta a un mensaje enviado, es informado de que Gabriel ha dejado su hogar en Argentina y que allí sólo se encuentra su esposa, Cecilia, y su hija, Gracielita. Cecilia acepta que se le haga una prueba a Gracielita para comparar su ADN con el del supuesto corazón de Voltaire. El resultado no coincide, poniéndose en duda que su padre sea realmente Gabriel, por lo que comenzó una intensa búsqueda del mismo.

Gabriel es encontrado en Puerto Rico y acepta hacerce la prueba, la cual revela que en efecto es el padre de Grasielita, pero que ninguna relación tiene con el corazón de Voltaire. La situación desconcierta a Roland, pero Gabriel le propone exhumar el cuerpo de su padre, que se encuentra en México, con el propósito de hacerle la misma prueba. El resultado fue igual, no se halla ninguna relación.

Roland cuenta su frustración a Jerome Batailles, profesor de Historia de la Universidad de Sorbone. Jerome le recuerda la teoría de Claude Durieu, quien decía que Voltaire, en los últimos años, no era Voltaire, idea que para Roland era desquiciada. Roland, luego de comentarlo con la Dra. Ysabeau de Vassy, profesora de Historia de la Universidad de Sorbone, decide hacerle caso a Jerome e intenta contactar a Claude.

Frédéric Sarre, amigo de Claude, contesta el mensaje de Roland indicándole que Claude había muerto, pero que deseaba reunirse con él para mostrarle un libro que Claude había escrito sobre Voltaire. Roland acepta y viaja a Marsella, Francia, lugar donde reside Frédéric. Roland quedó fascinado con todo lo que leyó en el manuscrito de Claude. En mensajes que envía a Ysabeau cuenta cómo las personas cercanas a Volatire notaban diferencias en su comportamiento. Un dato que llamó su atención fue la existencia de Gustave de Tamerville, a quien, sin motivo aparente, le pasaba una gran cantidad de dinero.

Una vez conocida la historia de Gustave, Roland logra investigar lo que en algún tiempo fue su residencia, la Abadía de Aurillac. Allí encuentra unas cartas que describían la planificación entre Gustave y Voltaire para intercambiar sus vidas. Para sorpresa de todos, Voltaire estaba enterrado en la Abadía. La noticia es enviada al gobierno francés, quien decide no revelarla, debido a la imagen dudosa que se podría crear si la gente se enteraba que lo expuesto en la Biblioteca Nacional no era el corazón de Voltaire. Finalmente, el corazón fue reemplazado por el verdadero, esto sin hacerlo público.

Por: Jorge Viera Pina
22 de enero de 2007